El acto de adelantar o atrasar el reloj se realiza con el objetivo de hacer un menor consumo de electricidad. Pero los tiempos han cambiado, y hay que analizar cuál es el ahorro en luz del cambio al horario de verano, y si éste es realmente relevante.

El cambio de hora de verano

Como cada año, en la madrugada del último domingo de marzo, se adelantan los relojes una hora. A las 2 son las 3. Y, ese horario de verano, se mantiene hasta el último domingo de octubre, cuando hace presencia el horario de invierno.

Se busca hacer coincidir las horas de productividad de la mayoría de la población con las de mayor incidencia solar. Es decir, las horas de protagonismo de los centros de estudio, oficinas o instalaciones deportivas. Aquellas donde, por lo tanto, no sea necesario hacer uso de la luz eléctrica para iluminación durante las diferentes tareas y actividades.

Y es que algunos informes afirman que, en países desarrollados, la iluminación supone entre el 5 y el 15% del total del gasto en electricidad del territorio.

El ahorro en luz del cambio de horario de verano

Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), órgano dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, el ahorro en luz por el cambio horario de verano es del 5%. Esto supondría un ahorro en el país de 300 millones de euros; 90 € en el consumo de luz en los hogares.

Esos datos pueden traducirse a una escala de la calle. Es decir, imaginando que una familia tenga un gasto medio de 80 euros durante otoño e invierno, pasaría a pagar 76. Hablaríamos de un ahorro en luz de 4 euros mensuales en ese caso.

Estos datos variarían mucho en función del tipo de vivienda, del número de personas, los hábitos de ahorro en luz o el equipamiento de la casa. Sin olvidar la zona en la que nos encontremos, que tendrá unas características de clima e incidencia solar particulares.

Hay que apreciar que el cambio horario provoca ocio y diferentes actividades en la calle, de forma que se frena ese consumo de luz en el hogar. Pero en algunos casos podrían producirse unas consecuencias contradictorias. Por ejemplo, referente a un mayor uso del aire acondicionado.

El ahorro medioambiental

Además de las consecuencias económicas, hay que valorar el impacto nocivo que podemos producir en el planeta cuanto consumimos electricidad. Se debe a que, en algunos casos, seguimos utilizando combustibles fósiles para la generación de energía eléctrica. Esto supone la emisión de gases de efecto invernadero. Para frenar este impacto, las compañías eléctricas están haciendo un esfuerzo para apostar por las energías verdes.

El actual menor ahorro de luz con el cambio de horario de verano: ¿El fin?

Décadas atrás, el ahorro en luz por el cambio horario era más significante. Las nuevas tecnologías, tipologías de trabajo y hábitos, hacen que la unificación de horarios sea menor. Es más difícil la coincidencia entre personas en tiempo y lugar. Además, los esfuerzos para obtener electrodomésticos eficientes han dado su fruto, gastando cada vez menos luz. Ante esta situación se avecinan cambios, los cuales se traducirán en un fin del cambio horario.

En 2018 la Comisión Europea realizó un estudio donde afirmaban que “los cambios estacionales de hora pueden producir ahorros, pero estos son marginales”. También en ese año hicieron una consulta sobre el fin del cambio horario de verano. El 84% de los 4,6 millones de ciudadanos consultados se posicionaron a favor del fin del cambio de hora. Sin embargo, la Unión Europea está aplazando este establecimiento horario por diferentes motivos. Algo que, todo indica, se llevará a cabo. Cada país deberá decidir si elegir el horario de verano o el horario de invierno. Y, para ello, deberán basarse en motivos de salud, bienestar y productividad.

Otras formas de ahorrar en la factura de la luz

Todo ahorro en luz es bienvenido en los hogares. Pero, más allá del ahorro del cambio horario de verano, existen otros factores que pueden repercutir más en la factura:

Activar hábitos de ahorro

Pequeños gestos como no dejar luces encendidas o utilizar el calor residual al cocinar pueden ser importantes para ahorrar luz. Así como adecuar horarios si estamos bajo la tarifa 2.0TD.

Equipar el hogar con electrodomésticos eficientes

Los electrodomésticos actuales gastan menos que los de unos años o décadas atrás. No obstante, siempre hay que buscar aquellos con la clasificación energética A o B.

Contratar la mejor tarifa de luz

Lo cierto es que no existe una mejor tarifa de luz absoluta; sí la que pueda permitir ahorrar en luz según la situación particular. Hay diferentes y buenas alternativas a la tarifa de discriminación horaria. Y conviene comparar para elegir la mejor tarifa de luz según rutinas.

Elegir la potencia de luz correcta

Un punto clave en la factura de la luz es la potencia contratada. Y hay que escoger una que no sea superior a la que realmente vamos a utilizar. De esta manera se produciría un gasto en luz innecesario.